Los niños no sólo tendrán la posibilidad de leer y compartir lecturas, sino que también tendrán libre acceso a imágenes, juegos, rimas, adivinanzas, trabalenguas y páginas recreativas.

FÁBULAS


LA LIEBRE Y LA TORTUGA

Conversaban un día la liebre y la tortuga, y se le ocurrió de pronto a esta hacerle una rara apuesta.
-Estoy segura de poder ganarte una carrera- le dijo.
-¿A mi ?-preguntó, asombrada, la liebre.
-Pues si, a ti .Pongamos nuestra apuesta en aquella piedra y veamos quien gana la carrera.
La liebre muy divertida aceptó . Confiada en su ligereza, dejó partir a la tortuga y se quedó remoloneando. ¡Vaya si le sobraba el tiempo para ganarle a tan lerda criatura !
Pasito a pasito, y tan ligero como pudo, la tortuga siguió el camino. La liebre se había quedado dormida, ¡Tan tranquila se sentía ! Despertó de pronto, y comprendió que el tiempo había pasado sin sentirlo; la tortuga debía estar ya lejos. Entonces echó a correr con su acostumbrada ligereza, pero era demasiado tarde: la tortuga atravesaba en ese momento la línea de llegada. Había ganado la apuesta.




EL LOBO Y EL PERRO


En busca de alimento
iba un Lobo muy flaco y muy hambriento.
Encontró con un Perro tan relleno,
tan lucio, sano y bueno,
que le dijo:
-Yo extraño
que estés de tan buen año
como se deja ver por tu semblante,
cuando a mí, más pujante,
más osado y sagaz, mi triste suerte
me tiene hecho retrato de la muerte.
El Perro respondió:
-Sin duda alguna
lograrás, si tú quieres, mi fortuna.
Deja el bosque y el prado;
retírate al poblado;
servirás de portero
a un rico caballero,
sin otro afán ni más ocupaciones
que defender la casa de ladrones.
-Acepto desde luego tu partido,
que para mucho más estoy curtido.

Así me libraré de la fatiga,
a que el hambre me obliga
de andar por montes sendereando peñas,
trepando riscos y rompiendo breñas
sufriendo de los tiempos los rigores,
lluvias, nieves, escarchas y calores.
A paso diligente
marchando juntos amigablemente,
varios puntos tratando en confianza,
pertenecientes a llenar la panza.
En esto el Lobo, por algún recelo,
que comenzó a turbarle su consuelo,
mirando al Perro, dijo:
-He reparado
que tienes el pescuezo algo pelado.
-Dime: ¿Qué es eso?
-Nada.
-Dímelo, por tu vida, camarada.
-No es más que la señal de la cadena;
pero no me da pena,
pues aunque inquieto
a ella estoy sujeto,
me sueltan cuando comen mis señores,
recíbanme a sus pies con mil amores:
ya me tiran el pan, ya la tajada,
y todo aquello que les desagrada;
éste lo mal asado,
aquel un hueso poco descarnado;
y aun un glotón, que todo se lo traga,
a lo menos me halaga,
pasándome la mano por el lomo;
yo meneo la cola, callo y como.
-Todo eso es bueno, yo te lo confieso;
pero por fin y postre tú estás preso:
jamás sales de casa,
ni puedes ver lo que en el pueblo pasa.
-Es así.
-Pues, amigo,
la amada libertad que yo consigo
no he de trocarla de manera alguna
por tu abundante y próspera fortuna.
Marcha, marcha a vivir encarcelado;
no serás envidiado
de quien pasea el campo libremente,
aunque tú comas tan glotonamente
pan, tajadas, y huesos; porque al cabo,
no hay bocado en sazón para un esclavo.





EL ZORRO Y EL QUIRQUINCHO

Un día hicieron una sociedad el zorro y el quirquincho. El zorro dio su chacra al quirquincho para que la sembrara a medias.
Como el quirquincho tiene fama de ser poco inteligente, el zorro pensó que se aprovecharía de su trabajo, y le dijo:
-Este año, compadre, como es justo, será para mi todo lo que den las plantas arriba de la tierra y para usted lo que den abajo.
El quirquincho sembró papas. Tuvo una magnífica cosecha y al zorro le tocó una cantidad de hojas inservibles.
Al año siguiente el zorro, molesto por el mal negocio, le dijo a su amigo:
-Este año, compadre, como es justo, será para mi lo que den las plantas debajo de la tierra, y para usted lo que den arriba.
-Bien compadre, será como usted dice.
El quirquincho sembró trigo. Llenó su granero de espigas y al pobre zorro le tocó una cantidad de raíces inútiles.
" No me dejaré burlar más" , pensó. Y le dijo al compadre:
-Este año, ya que usted ha sido tan afortunado con las cosechas anteriores, será para mi lo que den las plantas arriba y abajo de la tierra. Para usted será lo que den al medio.
-Bien compadre, ya sabe que respeto su opinión.
El quirquincho sembró maíz. Sus graneros se llenaron nuevamente de magnífica espiga y al zorro le correspondieron las flores y las raíces del maizal.
El zorro tuvo que vivir en la última miseria. Ese fue el castigo a su mala fe.




LOS DOS CONEJOS

Por entre unas matas, seguido de perros,

no diré corría, volaba un conejo.
De su madriguera salió un compañero y le dijo:
"Tente, amigo, ¿qué es esto?" "¿Qué ha de ser?", responde;
"sin aliento llego...;dos pícaros galgos me vienen siguiendo".
"Sí", replica el otro ,"por allí los veo, pero no son galgos".
"¿Pues qué son?" "Podencos." "¿Qué? ¿podencos dices?
Sí, como mi abuelo. Galgos y muy galgos; bien vistos los tengo."
"Son podencos, vaya, que no entiendes de eso."
"Son galgos, te digo." "Digo que podencos."
En esta disputa llegando los perros ,
pillan descuidados a mis dos conejos.
Los que por cuestiones de poco momento
dejan lo que importa, Llévense este ejemplo.





LA PALOMA Y LA HORMIGA

Obligada por la sed, una hormiga bajó a un manatial, y arrastrada por la corriente, estaba a punto de ahogarse.
Viéndola en esta emergencia una paloma, desprendió de un árbol una ramita y la arrojó a la corriente, montó encima a la hormiga salvándola.
Mientras tanto un cazador de pájaros se adelantó con su arma preparada para cazar a la paloma. Le vió la hormiga y le picó en el talón, haciendo soltar al cazador su arma. Aprovechó el momento la paloma para alzar el vuelo
Siempre corresponde en la mejor forma a los favores que recibas. Debemos ser siempre agradecidos




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